Los sentimientos son traicioneros. Algunos no dan la cara y permanecen escondidos durante un tiempo, hasta que llega un día en el que PAM! saltan y te pegan un susto. No es que un sentimiento surja de la nada, sino que estaba esperando el momento oportuno para hacer presencia. Pero, ¿debemos prestar atención a estos cambios? La verdad es que es muy difícil saber que es lo correcto en estas situaciones, aunque llega un momento en el que los sentimientos te nublan la razón y no te dejan pensar con claridad, y ese es justo el momento en el que debemos dejar la cabeza en un segundo plano. Puede que nos equivoquemos, o no, pero si se comete el error de dejar de lado e ignorar las emociones lo más seguro es que tarde o temprano acabemos arrepintiéndonos. Es mejor equivocarse (y aprender) intentar probar todas las posibilidades posibles, que convertirnos en personas aburridas sin ninguna historia curiosa, agradable, graciosa, bonita,..que contar.
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