lunes, 27 de febrero de 2012

Si yo fuera un libro...

Si yo fuera un libro, no sería un libro extenso y complicado, no hablaría de historia, de política, de guerras, ... No sería una obligación sino, un deseo. No sería un libro más.  Mis hojas esconderían misteriosas e intrigantes historias de aventura y ¿porqué no?, de amor. Estarían desarrolladas en mundos lejanos y fantásticos que a la vez guardarían parecido con nuestro mundo actual. 




Mis personajes serían divertidos, sagaces, arriesgados, elocuentes y familiares para que mis lectores se identificasen con ellos y les cogiesen cariño, vivirían mil y una aventuras y evolucionarían con el transcurso de sus acciones. Mis tapas no serían llamativas, no lo necesitaría, mis historias reemplazarían esa carencia. Mi título sería sugerente y evocador y conseguiría atraer a todo tipo de lectores. Mis palabras encerrarían otros significados que serían descubiertos con el paso del tiempo por mis lectores y al releerlas causarían impacto y dejarían huella en ellos. Mis dueños serían diversos. Como mis historias serían universales, valdrían tanto para jóvenes como para mayores, aunque he de reconocer que tendría más predilección por los jóvenes, ya que, me encantaría estar entre manos inexpertas y enseñarles el verdadero valor de la lectura. Soñaría con darle ciertas lecciones básicas de supervivencia en el mundo de los libros y mostrarles el extenso mundo de la imaginación, perderme en sus mentes y ellos a su vez en mis páginas. Podrían leerme e cualquier sitio, pero mi lugar preferido sería un lugar tranquilo en el que fuese posible la total concentración, como un dormitorio, un jardín, en el campo, en la playa,...a media tarde, o antes de dormir. Además sería heredado y transmitido quizás de amigo a amigo con la ilusión de compartir un buen momento. Me gustaría que me guardaran en una estantería repleta de libros interesantes que compartieran mi filosofía.
¿Y tú? Si fueses un libro, ¿cómo serías?

Los patricios romanos



lunes, 20 de febrero de 2012

¿dolor?

TIC-TAC

Dolor, la palabra en si ya lo dice todo. Desgarradora. Nos asusta y nos oprime, se rie de nosotros. Muchas veces no hacemos lo que deseamos por miedo a enfrentarnos a él. Es una sombra alargada, con peso, de la que nadie se libra. Tiene muchos disfraces, y se presenta la mayoria de las veces de forma inesperada y de la mano de su hijo el sufrimiento. Cuando es fuerte, no se puede luchar contra él. Y su único enemigo es el tiempo.